ASESINOS SERIALES, (PERFIL GEOGRÁFICO)
En primer lugar está el concepto de «mapa cognitivo». Todos tenemos un mapa en la cabeza en el que figuran los caminos y rutas que seguimos en el transcurso de las actividades rutinarias: ir al trabajo, a casa, a los lugares de ocio. Los delincuentes no son diferentes, y cuando cometen sus crímenes están constreñidos por los lugares que conforman su vida ordinaria. Los agresores sexuales y asesinos en serie, cuyos delitos son claramente premeditados y planificados, muestran una tendencia a actuar dentro de un radio de en torno a los dos kilómetros de su lugar de residencia, que generalmente es su base para cometer los crímenes.

Estos ámbitos hemos de entenderlos como segmentos de una circunferencia en cuyo centro se halla la residencia del criminal. Es alguien que sale a cazar y luego vuelve a la madriguera. A este tipo de delincuentes se les conoce como «merodeadores»: buscan cometer sus delitos «merodeando» (acechando) en su zona de confort.
Ahora bien, determinados criminales prefieren marcharse lejos del lugar en donde viven a cometer sus crímenes. Se trata de los «viajeros»: consideran a otra población como su base de operaciones, se familiarizan con ella, localizan lugares donde sentirse seguros (en su vehículo o en un hotel, o en una calle determinada donde pasan desapercibidos) y empiezan a seleccionar a las víctimas y a atacarlas.

En todo caso, la idea general es que un violador o asesino en serie actúa en lugares en los que se siente cómodo, que le ofrecen seguridad. Puede ocurrir, desde luego, que con el tiempo la ansiedad y la presión o bien la confianza le hagan más atrevido o negligente, que se deteriore su modus operandi. Su estado mental, y el hecho de que abuse del alcohol o de las drogas, son también factores que deben tenerse en cuenta.

Hay veces que el lugar es tan específico que el asesino debe tener una relación muy
estrecha con él.
Garrido, Vicente (2012), Perfiles Criminales
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